Dar mesada a los niños es un tema que divide opiniones entre padres en todo México. ¿Es adecuado entregar dinero a los más pequeños? ¿A qué edad conviene comenzar? ¿Es una herramienta educativa o solo un incentivo sin fondo?
En este artículo vamos a analizar desde una perspectiva práctica y cultural por qué la mesada puede ser una herramienta clave para fomentar la educación financiera infantil, basada en la realidad económica y social mexicana. Además, te daremos consejos que no encontrarás fácilmente en otros blogs: cómo vincular la mesada con hábitos, ahorro, valores familiares e incluso con metas a largo plazo como la universidad.
📌 ¿Qué es la mesada y por qué importa en México?
La mesada (o “domingo” en algunas regiones de México) es una cantidad fija de dinero que los padres entregan periódicamente a sus hijos. En México, según una encuesta de Banxico (2023), el 52% de los padres otorgan mesada a sus hijos, y un 30% lo hace de manera regular desde los 6 años.
Pero más allá de la cantidad, el valor educativo es lo que destaca. En un país donde más del 60% de los adultos no lleva un control de sus gastos personales (según la CONDUSEF), iniciar la educación financiera en la infancia es una inversión que puede cambiar generaciones.
💡 Beneficios de la mesada como herramienta educativa

- Formación de hábitos de ahorro desde pequeños
La mesada permite introducir conceptos clave como “ahorrar para algo que quiero” versus “gastar inmediatamente”. - Responsabilidad y autonomía
A través del dinero, los niños entienden que cada elección tiene una consecuencia. Por ejemplo, gastar todo en dulces implica no tener para un juguete a final de mes. - Planeación y metas a corto plazo
Enseñarles a usar sobres o cajas rotuladas con fines específicos (ahorro, gasto, donación) es un ejercicio simple pero muy poderoso. - Preparación para la vida adulta
Según datos de la encuesta ENIF 2021, solo el 7% de los adolescentes en México recibe educación financiera formal. La mesada se convierte entonces en una valiosa fuente de aprendizaje práctico.
📈 ¿Cuál es el monto ideal y a qué edad empezar?
No existe una fórmula única, pero aquí algunas recomendaciones contextualizadas para México:
- Edad recomendada para iniciar: 6 años en adelante. A esta edad ya comprenden el valor de las cosas.
- Monto promedio en México: Entre $20 y $50 semanales para niños de primaria. Algunos padres usan el sistema de “puntos” o tareas para calcular el monto, pero es importante que no siempre se ligue a recompensas por comportamiento o notas escolares.
💬 Recomendación: establece un monto fijo mensual que el niño pueda dividir en semanas. Esto introduce el concepto de “presupuesto”.
🎓 Cómo enseñar educación financiera infantil usando la mesada
- Utiliza herramientas digitales mexicanas: aplicaciones como Mosabi México o el módulo infantil de BBVA Edufin ofrecen simulaciones y juegos para reforzar hábitos financieros.
- Crea metas visibles: ayúdales a hacer una cartulina con imágenes de lo que quieren comprar y cuánto necesitan.
- Introduce el concepto de inversión: si ahorran un porcentaje durante 3 meses, podrías “duplicarlo” como incentivo. Esto siembra la idea de rendimiento y paciencia.
- Fomenta el diálogo familiar sobre el dinero: en lugar de evitar el tema, aprovecha situaciones reales como ir al supermercado para explicar precios, comparar y decidir.
📊 Un dato poco conocido: la “mesada inversa”
Un enfoque innovador y poco explorado en México es la mesada inversa. Consiste en que el niño deposite una parte de su mesada en una cuenta de ahorro real (como la Cuenta Kids de Banorte o la Cuenta Link de Scotiabank), y los padres colocan un “interés” mensual como motivación. Esta práctica permite simular un pequeño sistema bancario familiar.
Conclusión

Dar mesada a los más pequeños en México no es solo una cuestión de dinero, sino de educación, valores y preparación para el futuro. Con la estrategia adecuada, este hábito puede convertirse en una herramienta poderosa para cultivar la responsabilidad financiera desde los primeros años.
💬 Consejo final para padres: no se trata de cuánto das, sino de cómo lo haces. Si guías a tu hijo con amor, paciencia y estructura, esa pequeña cantidad semanal podría ser la mejor inversión de su vida.